Junio casi me gana
Life happens, "no eres tú, soy yo" y seis preguntas respondidas probablemente sin fundamentos.
Para los updates de este mes, vamos a jugar a que mis exámenes de orientación vocacional sirvieron para algo y me volví comunicóloga (al menos para esta ocasión) y trabajo en una revista tipo Tú o De 15 a 20 (que más bien sería ya como De 25 a 45 y con anuncios de omeprazol en lugar de lo que sea que consuman ahora los teenagers).
The Wellness Life
Este mes, de manera tantito espontánea, planeamos un viaje a Cancún para julio, entonces, como buena mujer criada bajo el mandato de los desórdenes alimenticios, decidí que este mes me convertiría en el epítome del fitness, haciendo dos clases al día y eliminando por completo los carbohidratos. Obvio la intención me duró medio día peeeeero, sí probé nuevas formas de ejercitarme y aquí va el breakdown:
Pilates Flow
Realmente ganas de probar esta disciplina, no tenía, pero como había decidido hacer ejercicio diario, no me quedó de otra más que agendar esta clase, que era la única que se acomodaba en mi calendario. Odié cada segundo de ella. Tuve que parar en todos los ejercicios porque mi cuerpo no podía más, la liga de resistencia que nos dieron para ponerla en las piernas me sobreestimulaba sensorialmente y me la quería arrancar (helloooooo, neurodivergencia) y parecía que todas se habían puesto de acuerdo para fluir con la clase y dejarme en ridículo. Me dolió el cuerpo una semana entera y no he vuelto.
Funcional
Ya tenía meeeeeses queriendo probar una clase de funcional, principalmente porque sé que necesito crecer músculo para dejar de estar debilucha y la neta es que ir al gimnasio me agobia, pero ir a esa clase, por alguna razón, me daba mucha ansiedad social. De entrada, siempre están llenísimas, es en un salón al que nunca había ido y me daba la impresión de que todos los que asistían ya tenían meses y era pan comido para ellos, cuando yo batallo para levantar la mancuerna de 2 kgs y odio el cardio. Varias veces agendé la clase, entraba al Instagram de mi gimnasio para ver cómo eran las sesiones, stalkeaba a los maestros y terminaba por cancelar antes de irme a dormir.
Pero este junio algo cambió: me desperté, me puse los tenis y me arranqué al gimnasio. Ya en el elevador estuve a puuuunto de picarle al piso 4 (el de yoga) pero en mi cabeza escuché a cierta amiga cuyo nombre no revelaré diciéndome “a los c*los no les hacen corridos” y me dirigí al piso 2 (el de los mamados).
Al final, los planetas se alinearon porque sólo había 6 inscritos, cuando normalmente hay 20, así que si hacía el oso, pues al menos sería frente a menos gente. Por fortuna, un guía espiritual decidió bajar del cielo en forma de Armando, mi compañero de yoga con quien la pena ya no existe después de vernos mutuamente fallar en bastaaantes posturas y me dijo dónde ponerme, qué agarrar y qué esperar de la clase.
Diré con orgullo que aguante CASI toda la hora, a excepción de los últimos 5 minutos de abdomen, en los que ya no me podía mover. El maestro estuvo meeeh, pero al día siguiente fui a clase con una exatlón que nos puso una chiiiiiinga con música increíble y salí fascinada. La tercera fue con un coach que gritaba mi nombre cada que me veía a punto de rendirme y que incluye meditación al iniciar y al terminar la masacre, and now I’m hooked. Espero en julio darles el update de que sigo yendo y que ya estoy super mamada.
Life happens
Si no hubiera tantos perros en la calle, seguro Child (dog) Services me quitaba al Driver. Y es que ya parece que coleccionamos tragedias con ese rufián y la mirada de su veterinario, cada que llegamos, ya no es de preocupación si no de “¿y ahora qué?”.
Yo estaba en medio de una conferencia de esas de gente elevada, cuando recibo un mensaje de Mino que decía “mrxsme”, lo cuál traduje en “hubo un pedo y es urgente”. Resulta que en el parque se encontraron de frente con un dálmata, el cual Driver decidió que era su peor enemigo; como tiene un cuerpo amorfo (chistoso) logró zafarse de su pechera y sin miedo a nada corrió a atacar al perro. El resultado: el dálmata mordido de las ingles y Driver con la oreja (más) mocha. En cuanto colgué la llamada, corrí a mi carro para llegar por ellos al parque y llevarlos al veterinario.
Sentía cómo mi cuerpo se tensaba, le pisé hasta el fondo al acelerador y obviamente mi carro derrapó. Esa fue mi señal, ahí recordé lo que llevo ya más de un año trabajando: no había necesidad de actuar desde el miedo, prefería tardarme dos minutos más en llegar, que no llegar por estamparme manejando y, lo más importante: donde pones tu atención pones tu energía; en ese momento mi atención estaba sólo en la tragedia y eso era lo que iba a obtener. Así que me fui calmada, respirando lento, pensando en que sólo sería un accidente fácil de solucionar.
Al final, con Driver no siempre las cosas son fáciles, pero nos atendieron rápido en el veterinario, sólo necesitó un punto y los cuidados para su herida son los mínimos. Igual fue un cuentón, pero el universo proveerá.
Si ofendo a alguien, I honestly don’t care pero, ¿con todas estas aventuras estaré más preparada para la maternidad?
No eres tú, soy yo
Mi psicóloga no me quiere ver más y ese es el hightlight del mes. Un poco contra mi voluntad, sí, pero me dieron de alta después de dos años y tres meses. Ya lo intuía porque ya me había espaciado las sesiones a cada mes y me había aventado el comentario de “tú ya estás para no venir”, pero es que me encanta hablar de mí y tener una hora entera del Show de Wendy era un deleite. La realidad es que sí estaba lista para dejar terapia y se debe a tres razones principales:
Yo de verdad quería sanar y cambiar, así que lo logré.
Elegí bien a mi psicóloga, hice una lista de las cualidades que eran importantes para mí y comencé terapia hasta encontrarla.
No le puse todos los huevos a una sola canasta. Además de asistir religiosamente a mi talk show, comencé a hacer ejercicio en busca de endorfinas, me acerqué a la espiritualidad (?) en forma de numerología, tarot, registros akáshicos, etc., comencé a meditar, probé los icebath, entre otros.
Así que la dinámica para cerrar este mes, será celebrar mi alta de terapia poniéndome un disfraz de psicóloga para contestar algunas de las preguntas que me hicieron en Instagram (es completamente broma, no soy terapeuta ni estoy calificada en lo absoluto, soy sólo una mortal con muchas opiniones, ¿ok?).
“¿Cómo tú expresas la sig. quote?: Hoy es un buen día para tener un buen día.”
Para mí, la vida es un juego y yo tengo el poder de decidir cómo llevo cada uno de mis días, entonces siempre elijo tener un día chingón. Literal, cada mañana me levanto y aunque esté cansada, desvelada o sin ganas, digo con convicción: “hoy camino mi mejor realidad”. Y creo que lo más importante de todo esto es soltar la expectativa: quizá no todo el día va a ser bueno, pero todos los días pueden tener momentos buenos, ¿no?
Esta última semana de junio, tuvimos dos días de evento en la galería. Los días previos me caché varias veces queriendo decir “me espera un jueves pesado”, pero antes de declararlo en voz alta, decidí cambiar la narrativa y en lugar decía “me espera un jueves con muchas cosas que hacer, pero va a estar fregón”. Y sí, el jueves tuve un breakdown y lloré tantito del agobio, pero al final de ese día me fui a dormir contenta por todo lo que había sucedido. Entonces, todos los días pueden ser un buen día y, si de plano no lo fue, borras la partida y mañana comienzas el juego de nuevo.
"Para las personas que son autoexigentes.. ¿cómo saber que eres suficiente?”
Imagínate que eres taaaaaaan suficiente, que tu mente sabe que eres capaz de hacer todo lo que te propongas. El tema es que, si lo vemos desde el ego, la autoexigencia trae una connotación negativa y viene acompañada de limitantes que hacen ver la meta inalcanzable. Para mí, la clave está en cuestionarse si aquello que no te hace sentir suficiente, realmente te importa a ti o es impuesto por alguien más. Al final, a quien hay que rendirle cuentas es a uno mismo y la verdad es que el mundo no nos observa tanto como creemos.
Creo que apaciguamos la autoexigencia cuando reconocemos que cada acción que tomamos, por más chiquita que sea, nos acerca un poquito a esa persona que nos gustaría ser (y que realmente ya somos, pero no nos damos cuenta).
“¿Quieres hijos? Y si no, o sea, ¿qué opinas de la gente que trabaja para sus lujos y todo? Yo estoy ok, pero pues al final del día ¿para qué te matas trabajando si no se lo vas a dejar a nadie, no? O sea, yo me hago esas preguntas.”
Ok, muchas cosas aquí…
¿Quiero hijos? Sí, pero por mucho tiempo no los quise y el tener a quién dejarle mi herencia no fue parte de la decisión. Al menos yo, no siento que me mate trabajando para dejar algo, trabajo para vivir feliz HOY, porque realmente no sé si mañana me atropellan y valió madre todo. Obvio pienso en el futuro, tengo planes y sueños pero no vivo bajo esas expectativas. Si muriera siendo rica, millonaria y sin heredero, creo que igual siempre podría encontrar a quién donarle el fruto de mi trabajo (inga, qué señorial). Me haría igual de feliz irme aportando a causas que significan algo para mí, como refugios de animales o artistas que sueñan con vivir de su arte, pero no tienen los medios. Al final, uno de mis propósitos es dejar el mundo más bonito de como lo encontré, y eso lo puedo lograr yo solita, criando hijos extraordinarios o apoyando a alguien con la misma visión.
“¿Se puede ejercitar la imaginación?”
¡Por supuestooooooo! Creo que sólo hay que elegir diferente. Nada despierta la imaginación como exponernos a cosas que normalmente no elegiríamos: leer el género que no te gusta, agarrar otro camino a tu casa, callarnos y observar, hacernos preguntas extrañas. Agarrar historias que ya conocemos y cambiar una sola cosa tipo: ¿qué pasaría si Blanca Nieves se llamara Blanca Lava? Yo creo que todos nacemos con la capacidad de imaginar cosas increíbles pero vamos ocupando ese espacio con la vida cotidiana. Es cuestión de reencontrarnos con el pensamiento que teníamos cuando éramos niños.
"Creo que podríamos ser bff, encontré tu Substack y omg, respecto al último quedé con una duda, porque yo también hago mil cosas y me dedico a mil cosas, pero ¿cómo caíste en estudiar lo que al fin estudiaste y dónde? Eso me intriga, porque en mi caso siento que fue destino.”
Yo estudié Relaciones Internacionales en la UANL y no necesité más razón que porque mi mejor amiga de la prepa iba a estudiar lo mismo, y porque había una acentuación en turismo y pensé “obvio me va a hacer viajar, conocer gente y trabajar en un consulado”. LOOOOOOOOOL.
Al final, hice la especialidad en Comercio Exterior en lugar de Turismo y no me acuerdo de NADA de lo que vi en la carrera (lit. sólo recuerdo la clase de mercadotecnia internacional y la de incoterms, por algún motivo desconocido).
¿Me hubiera gustado estudiar otra cosa? Por supuesto. ¿Me arrepiento? Ni pa qué, al final todo cae donde tiene que caer. Luego me gusta pensar que, si no hubiera entrado a esa carrera, no hubiera conocido a mi amiga, que me presentó a su prima, que me dijo que bajara Tinder, entonces no hubiera conocido a Mino (pero ese es otro tema).
Al final, siempre me he dedicado a cosas mega random que no han tenido nada que ver con lo que estudié, pero cuando hago algo nuevo, siempre intento entender mínimo las bases y aprendo sobre la marcha. Ah, y confío siempre en mi intuición.
Btw, podríamos ser bffs pero con anónimo esta dificil.
"Cuéntanos de dónde viene tu amor por el fashion.”
Creo que viene de mi necesidad de expresar lo muy “yo” que soy yo. Para mí, la ropa es como el sneak peek de quién eres, entonces, creo que realmente mi amor por el fashion es mi amor por la libertad de expresión. Cuando comencé a dedicarme al styling, ese justo fue mi propósito: que cada quien pudiera expresar mediante la ropa su “yo”. También lo amo porque es una manera de exponer mi creatividad. Hasta hoy, no he desarrollado el talento para plasmar cómo me siento en una pintura, pero sí puedo hacerlo a través de lo que llevo puesto. Y ojalá, algún día, cumpla el sueño de diseñar ropa que ayude a quien se la ponga a expresar cómo se siente, o que le dé un empujoncito hacia como se quiere sentir.
Si tu pregunta no fue contestada quizá aparezca en la próxima edición o quizá no la quise contestar… ya veremos.
Les cuento, a modo de conclusión: estas semanas trajeron un poco de burnout. Mi energía no fluyó como normalmente lo hace, tanto que estuve a punto de no escribir nada, pero a veces sólo hay que ponerte los tenis y, contra todo, picarle en el elevador al piso de los mamados, no quedarte quieta y comenzar por generar tú misma la inercia que necesitas para seguir moviéndote. Just do it, pues.
¿Te ha pasado? ¡Cuéntamelo TODO y exagera!
Luvvv the content!! Siguee posteandoo💞💞🥹